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jueves, 19 de mayo de 2011

Querida mejor amiga.

Amigas. Por suerte, tengo muchas. De esas en las que se puede confiar, contar los mayores secretos; de esas a las que abrazas sin sentido, que besas por pasión; de esas con las que haces tonterías, bailas sin tensión; de esas a las que dices te quiero, te amo y sin compasión. Debo de ser privilegiada, sí. Muchísimas veces le he agradecido todas esas pequeñas cosas que hacen por mi, esos pequeños detalles que comparten conmigo día a día, esas pequeñas miradas, esos besos de bienvenida que te hacen sentir más grande, mejor. Y también se suele tener a esa mejor amiga, a esa gran parte de tu vida, esa persona que cuando la ves, sientes que ya todo va bien, que compartes alegrías y tristezas con ella, que los minutos pasando volando si estás a su lado, que necesitarías todo el tiempo del mundo para demostrarle lo que ella significa para ti, que los momentos con ella no son suficientes, que necesitas mucho más.. que darle las gracias sería muy poco, que lo que ella se merece todavía no existe..
Mejor amiga, gracias por todo.

lunes, 16 de mayo de 2011

El corazón siempre gana la razón.

Puede que a la larga, algunos de los sentimientos que estuvieron siempre presentes en tu vida, se vallan, se alejen. También puede que los sentimientos que nunca quisiste que llegaran, aparecen y por mucho que quieres alejarlos lo más lejos posible, tus ganas se quedan por el camino, y los esfuerzos no sirven. Aveces lo mejor, es dejarse llevar, aunque suene raro, es siempre así; el corazón siempre gana la razón. Por mucho que no quieras querer, si de verdad quieres, no vas a dejar de hacerlo.

domingo, 1 de mayo de 2011

dicen.


Dicen que necesitas cuatrocientas milésimas de segundo para abrir y cerrar los párpados. Que no más de uno para reaccionar y detener a la persona que se va, en el penúltimo momento. Pero hay quién necesita una eternidad. Que sólo son dos segundos para decir "te quiero". Pero malgastamos horas en decir lo que creemos que sentimos. Que sólo hay una vida qué compartir y la desperciciamos rompiéndonos el alma en puertos imposibles.

él.

No quiero tardes soleadas, no quiero noches llenas de estrellas, no quiero que la luna brille, no quiero risas, no quiero canciones, no quiero dulces, no quiero flores, no quiero el cielo, ni mucho menos el paraíso, no quiero nada si no es contigo.